Fuensanta “La Moneta”
SFB El Dorado, Sandaru 1 de febrero de 2018
La sala Sandaru volvió a llenar hasta la bandera, remarcando el interés del público por la música de proximidad, sin trampa ni cartón. No fue Pedro Barragán quién presentó el concierto sino Aina Núñez (bailaora que conoce bien la obra de Fuensanta “La Moneta” y que definió muy bien el baile de la granaina, advirtiéndonos que no nos confiásemos en la bravura y tradición y buscáramos también hacia dentro. Fuensanta “La Moneta” es una bailadora que sigue apostando por el clasicismo y la furia del baile ancestral, para la ocasión se traía a la cantaora Eva Ruíz “La Lebri” una sevillana de la escuela de Esperanza Fernández, cantaora de baile pero que nos dio varios momentos para pensarla como cantaora de “adelante”. En la guitarra, nuestro Chicuelo, responsable en parte del llenazo de la sala, Juan Gómez “Chicuelo” es ahora mismo un guitarrista metido en diferentes proyectos y el público sabe que su presencia es garantía de calidad. Empezaron con unas alegrías acordándose de Chano Lobato y poniendo “La Moneta” toda la carne en el asador desde el principio. Arranco ya una buena oleada de aplausos y cuando se hizo el silencio inició con su baile la segunda seria de cantes gaditanos. Siguieron en la Tacita pero ahora por bulerías. Se quedó Chicuelo solo y nos presentó esa taranta que lleva un tiempo trabajando, un sonido impecable y una ejecución que sólo se consigue con muchas horas de dedicación, aunque sintiéndolo mucho a mí no me pellizcó. Vuelve La Moneta con nuevo vestuario, unos topos sobre fondo naranja que hablan por ellos solos de tradición, entraron por tientos y hubo un momento de dúo Moneta / Chicuelo de los de aplaudir a rabiar. La noche estaba grande, los tres artistas cumplían y el público estaba a gusto. Chicuelo empezó Las malagueñas de La Trini, Porque andando me desmayo y empiezo a escuchar a La lebri de otra forma. Vuelve a salir La Moneta, ahora de rojo y negro y arrancan por seguirillas, primero me quedo con la guitarra y la voz, cuidado con esa voz (olvídate de tildarla de cantaora de baile) después guitarra y baile (La Lebri sigue sólo con las palmas, aunque su presencia sigue siendo fundamental) y en ese momento entendí lo que había querido decir Aina, en ese momento en que la seguidilla se tomaba su tiempo para decir las cosas más tristes, la cara de La Moneta, sus manos y todo su cuerpo estaba allí entre nosotros, pero también estaba en otro sitio, en ese sitio dónde uno está solo porque ha escogido ese momento de creación intrínseca dónde no tiene que rendir cuentas a ningún público. Es más, cuándo después de los aplausos y gritos se hizo el silencio, inició un baile y cuándo yo creía que iba a seguir ella sola por seguirillas dio tres taconazos y metió a sus músicos en unas bulerías de las de fiesta loca que debían servir para cerrar una noche tremenda, pero aun que intentaron dejarlo aquí, la sala con todo el público en pie, sabía que tenían que volver, y volvieron. Volvieron y que mejor manera de agradecer al público sus aplausos que ponerse la recién estrenada camiseta que la Sociedad había preparado para la celebración de la década y seguir por bulerías. A por otros diez años, felicidades a la SFB El Dorado. + info | relacionados | Fotografía: Joan Cortès.