Estrella Morente
Estrella Morente
”Mujeres”
Virgin / Emi Music
Mujeres es un disco maravilloso, pero es difícil explicarlo. Por ejemplo, La noche de mi amor, la canción de Dolores Durán, se ejecuta por bulerías, con palmas y la guitarra de Montoyita, pero la interpretación de Estrella Morente no es aflamencada, sino que respeta de algún modo las pautas del estilo o género de origen. Lo mismo ocurre con Volver, el tango de Gardel y Le Pera. En cambio, la versión de Nostalgias, el tango de Cobián y Cadícamo, no es aflamencada ni en la voz ni en el acompañamiento al piano de Leo Sujatovich. Lo mismo ocurre con Vuelvo al sur, de Piazzolla y Solanas, o con Ne me quitte pas, de Brel, acompañada ésta por el pianista Pedro Ricardo Miño y a pesar de unas palmas sordas por soleá en su último tramo. De momento, por lo tanto: de flamenco, poco, y de cantar, mejor que los ángeles, ya lo hemos dicho al principio. Sigamos con la zambra, en principio un palo flamenco. Pues tampoco, o no tanto si nos atenemos al acompañamiento del grupo Laúdes del Albaicín, autor asimismo de un original arreglo de Ay Maricruz, la célebre copla de Valverde, León y Quiroga. ¿Y qué decir de la nana de Yerma, una letra de Lorca con música de Enrique Morente y acompañamiento del guitarrista flamenco Rafael Riqueni, recuperado para la ocasión? Llegados aquí, parecería que no es éste un disco de flamenco. Pero el caso es que también contiene el jondísimo cante de dos tarantas acompañadas por Riqueni, de una soleá, con Montoyita, de unos tangos, con este último y Alfredo Lagos, y de unas bulerías de la Perla de Cádiz, secundadas por el hermano de la cantaora. Entonces, ¿en qué quedamos? Pues quedemos en que algunos, como Miguel Poveda, presentan lo flamenco y lo no flamenco por separado, y otros, como Enrique o Estrella Morente, lo presentan en un mismo disco o recital. Ambas fórmulas son válidas mientras generen, a la postre, un caudal considerable de belleza, y ése es el caso. // Garbín González