El Mati
SFB El Dorado. Sandaru 4 de marzo de 2021
Un escenario con una batería, una mesita con aspecto de mezclas o teclado y dos micros, para jugar con las voces que iban a dar mucho juego (y un poco de quebradero de cabeza) El Mati apareciendo en escena con un bajo eléctrico en la mano, muy corriente no es. Había advertido Pedro Barragán que hoy empezábamos una programación que pretendía revisar el flamenco que ahora mismo hacían músicos de Barcelona o que tenían relación con la ciudad. Matías López (Badía del Vallés) ahora reside en Sevilla (algún día habrá que abordar el porqué de la égida de músicos a Sevilla, igual que el de las enfermeras a Inglaterra) pero este no es el momento. Dicen que de bien nacidos es ser agradecido y El Mati quiso agradecer La Lámpara Minera del Festival de La Unión 2019 empezando la noche con cantes mineros, dos cosas quedaron claras, David Caro (guitarra) sonaba tremendo, que facilidad para respetar el cante y que magia de dedos. La segunda, que la voz de El Mati si seguía así de potente y segura nos iba a dar una noche inolvidable, y así fue. Los dibujos de la guitarra de Caro de una dulzura exquisita anunciaban cantes por granainas, se incorporó la batería de Javier Rabadán con unos toques suaves y una línea de bajo del mismo Mati que nos hacían viajar por un momento a ese flamenco fusión que debe respetarse siempre que sea hecho con gusto. Para los más mayores, algún eco de Triana se colaba en la imaginación. Pero eran detalles añadidos. Cuándo la voz de El Mati pasa al cante volvemos a estar en la reconocida granaina y ahí está la grandeza de la propuesta que el pase de la fusión al flamenco “clásico” se produce sin “baches”, acaban con media granaina fusionando ahora con música tradicional del otro lado del Mediterráneo. Muy bueno el juego de batería de Rabadán. Siguieron por seguiriyas, y si el primer tercio sonó a tremendo e irrepetible, siguieron dos más igual de intensos. Dicen que El Mati quería presentarse en La Unión como instrumentista pero con la voz como instrumento, y quedó claro que tiene una voz portentosa que además sabe usar con seguridad. El juego de los dos micros le da la oportunidad de trabajar dos registros, pero si no tuviese esa voz los micros poco podrían hacer. Las seguiriyas consiguieron unos aplausos de esos que normalmente se dan al final, el público estaba radiante. Aprovechó el de Badía para presentar lo que estaba cantando y explicar que estaba contento de haber ganado la Lámpara Minera pero quería reivindicar el que haya tantos músicos interesantes que por desgracia sin premios como este no llegaban al público. Anunciando que iban a seguir por malagueñas, entrada de letra clásica pero a pelo jugando con la voz con mucho riesgo ¡la piel de gallina! Caro con la guitarra jugando también a investigar dentro del respeto, los dos con su propio solo para poder demostrar su carisma, Rabadán aportando detalles pero no desde la percusión típica de un cajón sino desde la ambientación de un batería más cercano al jazz, otra demostración de “libertad” dentro de la tradición, ya que la voz de El Mati cuándo se eleva por encima del trio es totalmente clásica. La batería con ese cambio de ritmo nos advierte que los fandangos abandolaos están llamando a la puerta para cerrar el cante. Y llegó la solea, la guitarra de Caro, rebuscando como un rio, la percusión ajustando el compás y la voz del Mati desgarradora como la de la Paquera, entrando a rasgar sin temor. Manteniendo muy bien el tempo de la solea, expresando bien el sentimiento y metiéndose dentro de cada uno de nosotros. Para cerrar escogieron unas alegrías, la batería ajustó y realzó la entrada y El Mati, como ha hecho Mélodie Gimard en su disco Numen, ha escogido unas letrillas de jota aragonesa que tan bien entran con las alegrías. Después ya se pasó a las letras gaditanas. Estaba claro que el público quería más y tuvieron que cerrar con una improvisación de lo más original. Era el momento de que el bajo eléctrico luciese a sus anchas, así el trio de batería, guitarra y bajo se lanzaron con unos tangos que recordaban a todos los que antes que ellos supieron relacionar el flamenco con otras músicas y por supuesto los aires de Camarón y Paco de Lucía con el bajo de Carles Benavent estaban presentes en la experiencia. Un concierto que recordaremos mucho tiempo. + info | relacionados | Fotos: Joan Cortès