Dianne Reeves

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Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Teatre Auditori de Sant Cugat, 25 de octubre de 2013

Había en el ambiente una sensación palpable de estar a punto de asistir a un acontecimiento musical muy relevante entre el público que llenaba por completo el Teatre Auditori de Sant Cugat. A las nueve en punto las butacas estaban todas ocupadas cuando, tras una breve presentación en off por parte del Voll Damm Festival, salieron al escenario los músicos acompañantes de Dianne Reeves. Se hizo el silencio y empezó la magia.

Peter Martin al piano, Romero Lubambo con su guitarra, Reginald Veal al bajo y Terreon Gully a la batería, se presentaban, como normalmente hacen en los conciertos en los que acompañan a la cantante, con un magnífico Summertime colocando el listón musical a una altura que, aunque no era fácil, mantendrían durante todo el concierto. Una altura que, en el momento de aparecer ante el público, con un look algo diferente del que nos tenía acostumbrados, sobre todo por la impresionante cabellera afro, Dianne Reeves nos aclaró desde la primera nota de su Dreams, un tema perteneciente al su nuevo disco Beautiful Life, que no solo iba a mantener el nivel de sus acompañantes, sino que iba a superarlo si era posible. Ya en esta canción nos mostró una de sus mayores cualidades: su amplitud de registros, que va desde unos graves profundos a unos agudos cristalinos, abarcando más de tres octavas. Con I want you, nuevamente de Beautiful Life, volvía a los temas alejados de los estándares de jazz, y si antes había sido Fleetwood Mac el versionado, ahora era Marvin Gaye el que le permitía, con su canción, demostrar todo su potencial emocional.

Otra de las cualidades musicales más notables de Dianne Reeves es su dominio del scat y la facilidad y naturalidad con que lo ejecuta, como demostró en la introducción del tema de Bob Marley, Waiting in vain, una canción que a ella le gusta especialmente y que versionó con los condimentos que le puso Romero Lubambo con su guitarra, con esa técnica que él tiene que muchas veces recuerda aquellas maravillosas octavas que nos regalara Wes Montgomery en sus interpretaciones. Acababa el tema con la cantante en un nuevo scat, apoyándose en el ritmo incisivo de la percusión, y tras los entusiastas aplausos, se embarcó en la aventura de, con la única compañía de bajo y batería, demostrarnos porque es una de las mejores cantantes de jazz del momento, con una versión a lo New Orleans de su tema con aires de blues, Today Will Be A Good Day.

Cambiaba absolutamente de registro con, I’m In Love Again, de su disco When you Know, donde se iban luciendo alternativamente Peter Martin y Romero Lubambo, mientras ella desgranaba esta preciosa balada que nos retrotraía de alguna forma a aquel ambiente en el que discurría su intervención en la película Good night and Good Luck. Un giño a todos aquellos a los que les gusta más esa Dianne Reeves más cercana a los clásicos del jazz. Se quedaba sola en el escenario con Romero Lubambo para ofrecernos, en esa misma línea Our love is here to stay, un clásico de Georges Gershwin, al que le dieron un ritmo de suave bossa nova, con otro de los magníficos scats de la cantante.

Volvía con todo el grupo, como preludio de uno de los mejore momentos de la noche, cuando interpretaba su tema Tango, un homenaje a todas aquellas cantantes que ella admira, como Cesaria Evora, Elis Regina o Mirian Makeba, entre otras, pero que no comprende por causa del idioma. Un tema sin letra donde demuestra su capacidad vocal de una forma extraordinaria, que, como los citados antes, formará parte de su nuevo álbum, Beautiful life, a punto de publicarse, después de cinco años sin nuevas grabaciones. Con él acababa el concierto, pero ante la insistencia de los espectadores, ofreció el consabido bis, ahora ya sí como última intervención.

Habíamos visto a la cantante en Girona hace más de cuatro años, con una presentación muy similar a la de esta noche, y si en aquella ocasión nos rendimos absolutamente a su voz y a su forma de interpretar, e incluso a su faceta de compositora, solo podemos añadir, ahora, que Dianne Reeves, y perdonar el tópico, es como aquellos vinos a los que el tiempo les da cuerpo, profundidad, potencia sus sabores, sus aromas; pero sin perder nada, absolutamente nada, de la excelencia de su origen. + InfoTexto y fotos: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO