Cristina Vilallonga
Cristina Vilallonga
Luz de Gas 21 de septiembre del 2011
Era la presentación de su nuevo trabajo Luna Borracha, Discmedi, 2011, y a pesar de que jugaba el Barça, fuimos bastantes los que nos acercamos a saborear los nuevos tangos de Cristina. Con un cuarteto de lujo, como debe ser, la noche fue así, más o menos. Empezaron con dos o tres temas nuevos, uno era Ciutat Vella y un servidor se preguntaba por que tenía la sensación de que la voz y la música van por caminos diferentes. No es que Cristina desafine, ni mucho menos, y tampoco pretendo que cante los tangos de una manera “estandarizada” ya sabemos que los tangos se dicen, no se cantan. Pero no acababa de oír la letra y la música como un todo. Cristina se fue, dejando al trío y estos nos arrojan un Libertango de Piazzolla pero a una velocidad sorprendente, que maravilla. Vuelve Cristina y con el bandoneón de Víctor Villena arrancan un Che Bandoneón, la orquesta de Troilo no estaba pero el bandoneón lloraba como solo este instrumento sabe hacerlo y Cristina se fundía en un suave guante. Invitaron a Guillermo Callieri, primero con el fiscorno y después con la trompeta, el argentino se hizo un hueco en el grupo y como un solista más acompañó a una voz que tiene personalidad, en mi cabeza se instaló la idea de por qué los Gotan Project habían escogido a Cristina para su proyecto del nuevo tango, quizás por esa manera de cantarlo o vivirlo, tan difícil pero tan original. Maquillaje, uno de los grandes temas de Expósito se lo dedicó Cristina Vilallonga a Elba Picó que estaba en primera fila, un momento muy especial de la noche, el tema lo merece. Después El bicho un tema de Horacio Fumero que con su contrabajo demostró por que este hombre tiene su nombre en mayúsculas en el tango y en el jazz de esta ciudad. Después otro tema nuevo, Cuando las paredes, sobre la dificultad de cantar en libertad en una comunidad de vecinos, pretendía ser el final de la noche, pero el público quería más y al grupo daba la sensación de que no le importaba seguir. Volvieron con Piazzolla y Borges, el piano de LLuis Vidal demostró por que su nombre también esta en mayúsculas en la música de esta ciudad, acercándose a Mompou o a Piazzolla, por citar solo dos ejemplos, este hombre no tiene fronteras. Para acabar voz y contrabajo para La soledad de Gardel, el tango de ayer y de hoy encontrándose en una reunión de músicos que saben lo que se traen entre manos y la voz de Cristina, recomponiendo la poesía. www.cristina vilallonga.com relacionados // Candido Querol