Boban & Marko Markovic Orkestar
Boban & Marko Markovic Orkestar
Festival de Músiques Religioses i del Món
Girona, Escales de la Catedral
9 de julio de 2008
Siempre se suele poner el amor de una madre como ejemplo de acto incondicional, ciego, entregado… ¿Pero qué pasa con el amor de un padre? No resulta descabellado contemplar con cierta perspectiva maternal la cesión del testigo que Boban Markovic está realizando con su hijo, Marko, más allá del talento que evidentemente atesora el vástago. El nombre del nuevo prodigio balcánico, sea como compositor o como arreglista, aparece en todos los temas de Go Marko Go! (Piranha / Karonte, 2007), el disco que sirve como excusa para esta gira en la que acapara todo el protagonismo. En cambio, la leyenda de la trompeta serbia, el hombre que ha dominado el concurso de la localidad de Guça durante años, apenas nos dejó un par de fraseos solistas y algunas intervenciones vocales, pues en el escenario se comportó como uno más en la orquesta que sostuvo los desarrollos de su hijo. El concierto empezó con un par de canciones tranquilas que fueron creando un ambiente de tensión positiva que anticipaba la descarga que llegaría. La expectación se desató cuando sonaron los primeros golpes desbocados de las trompetas y las tubas, que en ocasiones añadían elementos musicales diversos (algo de jazz, algún toque latino) como reflejo de la apertura estilística con la que Marko Markovic quiere definir su trabajo (así lo demuestran temas como Rromano bijav o Latino cocek). Más allá de registros y de personalidades, sigue emocionándome la capacidad que tienen estos músicos para dominar el tiempo del concierto, para crear atmósferas diferentes según convenga, para ir y venir del ritmo más trepidante al susurro más amable… Y como ejemplo de esa actitud sobre el escenario, basta comentar que el repertorio se fue desarrollando sin ninguna lista con la que seguir el orden: bastaban unos rápidos y precisos golpes de Marko Markovic a los pistones de su trompeta para que toda la banda se pusiera en acción. Y aunque resulta injusto destacar a alguno de los músicos (la máquina funciona a la perfección, como recién salida de una revisión), es de recibo resaltar el papel impecable de Nedzat Zumberovic en el goc, el tambor de dos caras, papel que le fue reconocido por el público con una buena tanda de aplausos y silbidos de aprobación durante la rueda de presentación. El concierto terminó con el público bailando frente al escenario durante un bis en el que sonaron las imprescindibles Bubamara, Mesecina y Kalashnikov, cantadas por Boban Markovic y convertidas ya en grandes éxitos internacionales. Quién nos lo iba a decir hace quince años… // Jordi Urpi