Bengalah
Bengalah
“Under Surface”. Satélite K, 2018
Bengalah es el proyecto de cuatro músicos muy experimentados y con apasionantes ganas de hacer viajar con su música al oyente.
Está banda de Barcelona crea una música instrumental, suma de ambient, jazz contemporáneo y música de raíz, que te transportará a lugares que ni ellos mismos sabían que existían y que te sorprenderá descubrir. Evidentemente música para escuchar con atención.
Ellos son Josep María Baldomà productor y teclista (Luz Casal, Maria Rodés, Love of Lesbian, Connectome, Sidonie…). Joan Vigo bajo (Acontra Blues, Marina BBface, Elêctric Gozarela, Keympa…). Guillem Callejón guitarras y pedal steel (Intana, Àrid, Bridges trío…). Y Martí Hosta batería y percusiones (Aziza Brahim, Coetus, Insòlit trio, Tara…).
Según su propia definición Bengalah “es más que música. Es un experimento antropológico con la intención de transportar al oyente a la dimensión más atávica y desconocida de uno mismo. La fuerza de las percusiones se mezcla con un sonido muy actual y cuidado al detalle. Instrumentos y tecnología de última generación para recrear experiencias milenarias. Este es el reto”.
Cuentan también que el proceso musical parte de la investigación y de las composiciones de Martí Hosta, repletas de ritmos ancestrales, intensos y sensibles. “Baldo”, que con sus teclados ha trabajado mucho con audiovisuales y tiene mucha experiencia en vestir y acompañar imágenes, se entiende bien con Martí y con esa música tan evocadora y cinemática. De esta simbiosis, unida a la complicidad de las guitarras de Vigo y el bajo de Callejón, nace Under Surface.
Es su primer trabajo y contiene nueve composiciones hechas con dedicación, gusto y pasión. Algo que se transmite al escucharlo.
El disco se abre con Limbo, en el que una delicada y repetitiva melodía al xilófono te va atrapando poco a poco, hasta que entra una sugerente guitarra eléctrica que parece indicarte el camino a seguir. Una vez dentro, una susurrante selva de sonidos te sugiere que te acomodes y que te dejes llevar, quien sabe si a ese limbo.
O quizás a Under Surface, donde de nuevo guitarra y percusiones te abren otra puerta a un lugar especial. Allí un colchón de teclados y unos sutiles arreglos de cuerdas, violín, viola y cello, acaba con el lucimiento de piano y teclados.
Llegamos a Gambia que nos trae una África moderna a través del kamel n’goni (que toca con destreza Dídac Ruiz), y que contrasta con el sonido del bansuri (del mago Xavi Lozano, capaz de hacer sonar cualquier cosa que tenga agujeros), mientras que los teclados evocan al gran maestro Joe Zawinul.
En Fire Games una intro, extraída del documental Los Nahua, 20 años después de Alerta Amazónica, habla de las consecuencia de la instalación de la corporación Shell en su jungla. Mientras que musicalmente es el nombrado Xavi Lozano quien se luce de nuevo a lo largo del tema con sus instrumentos de viento y con el acompañamiento de múltiples y variadas percusiones.
Blanc es una de las composiciones más largas y placidas de disco. En ella hay varios momentos álgidos. Uno de ellos gracias al piano y teclados. Otro por el encantador duduk armenio (hecho a mano y que vuelve a tocar Xavi Lozano) y que en un momento dado da entrada a un envolvente coro de voces, que hacía el final se amalgama a teclados y vientos.
En Meigas la intro es de Lilaina (cuarteto de pandereteiras gallegas) que da paso a un ritmo trepidante de batería y a una guitarra intensa y repleta de efectos. A mitad del tema se puede escuchar la voz de la chamán María Sabina (del documental María Sabina, mujer espíritu), mientras guitarra y batería afilan sus ritmos.
Liquid Process es la calma tras la tormenta. Un tema bálsamo para relajar la escucha y con un interesante speech de Stephen Goldsmith, un aborigen australiano, que habla sobre el significado de compartir y de como el dinero cambia nuestra relación con los demás (extraído de la película Human).
Llegamos a Rapa Inuit, quizás un tema de aire más espacial por el sonido de los teclados.
Y el disco se cierra con Els Guies donde demuestran que no tienen reparos en ceder el protagonismo musical. En este caso lo hacen con el virtuoso Marco Mezquida que hace cantar a su piano mientras Bengalah lo acompaña en su viaje.
Estamos ante un disco ecléctico, profundo, repleto de música programática, esa acepción de la música que sugiere imágenes, lugares, paisajes, sensaciones y que nos “habla” de culturas primitivas y de sus increíbles adaptaciones en el planeta tierra. “¡Nueva música para un nuevo mundo!”. +Info | Relacionados | Miguel Amorós