Belén Maya

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Belén Maya
El Dorado SFB, 25 de octubre de 2012

Cada cierto tiempo, el flamenco nos sigue sorprendiendo, y no necesita de grandes escenarios, ni de un cartel con artistas de fama mundial. En la sociedad flamenca del Dorado, saben que con un público fiel y la confianza de artistas como Belén Maya, la noche puede ser mágica. La bailaora nacida en Nueva York, ha paseado su arte por todos los escenarios posibles, puede acudir a formatos más clásicos o innovar con un baile llenó de originalidad, no conoce límites. Empezó con un traje de larga cola y un mantón de los que hay que esforzarse para moverlo como hace ella, fuerza y poderío para una rondeña que fue transformándose en otros aires más festivos para acabar en la sencillez de dicho palo. El Niño de Elche al cante, que aun que al principio parecía que iba a tener problemas por el excesivo tono de voz, supo mantenerlo y abandonar el micro cuando hizo falta, a la guitarra Miguel Pérez, un gran acompañante y un enorme tocador de gran lirismo. En el momento en que se quedan solos la guitarra de Miguel Pérez y el Niño de Elche arrancan unos tientos (quizás homenajeando al maestro Morente) y ya nadie duda de que no solo con el baile va a brillar la tarde. Se van a Utrera y ahora Belén con un traje más ligero nos acerca a la morería, Belén baila con el equilibrio de una gimnasta del este, pasa con facilidad del ritmo ajustado al lirismo fenomenal de la guitarra, al cerrar el cante no pueden olvidarse de las hermanas mágicas, Fernanda y Bernarda. Miguel Pérez se queda sólo en el escenario y casi nos hace olvidar donde estamos, no solo es una guitarra flamenca, es un músico contando sus cosas y lo hace con el instrumento que domina, sube y baja por el mástil y no se empeña en deslumbrar sino en comunicar, genial. Ahora es El Niño de Elche quien se mete en un cante de levante a pelo, aparece Belén con pantalón ceñido y arropada por El Niño de Elche y Laura González a las palmas ensalza todo el sufrimiento de la estirpe minera o la soledad del torero, vaya usted a saber, durante este hermoso cuadro de negro con detalle blanco, Belén se sienta en una silla roja y desde allí nos demuestra el significado de la evolución de un arte, como se puede ser respetuoso e innovar, como se puede desde la rigidez de una postura, trabajar con las manos, los brazos y el taconeo, un momento glorioso. Ante la tanda de ovaciones no hay más remedio que volver a salir, ahora, todos de pie, artistas y público, se impone una fiesta por bulerías de Jerez, Laura González se arranca a bailar y lo hace muy bien, mientras Belén le jalea, pero los dos últimos minutos vuelven a ser para Belén Maya, al mirar los ojos de esa mujer te das cuenta que también baila con ellos, y cuando su cintura se mueve sabes que has vivido una noche mágica. + info | Relacionados | Candido Querol