Andy Palacio & The Garifuna Collective + Shantel

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Andy Palacio & The Garifuna Collective + ShantelAndy Palacio & The Garifuna Collective + Shantel
Festival Periferias

Huesca, Palacio Municipal de los Deportes
26 de octubre de 2007

El último fin de semana del festival más particular de todos los que se celebran en nuestro país empezó con una larga jornada musical de viernes. Por la tarde, en el Centro Cultural del Matadero, una sesión denominada “Cançó dispersa” tuvo como protagonistas al guitarrista Toti Soler, al grupo de folktrónica Ten Thousand Islands y al siempre imprevisible Jaume Sisa. Por la noche, cambio de escenario y de registro musical con dos raperos como Xhelazz y Mala Rodríguez. Pero justo antes del primero y después de la segunda, se sucedieron los dos conciertos que me llevaron hasta Huesca. De entrada, el beliceño Andy Palacio, quien va camino de ser uno de los artistas del año en la escena de las músicas del mundo gracias al emotivo, hermoso y fascinante Wátina (Cumbancha / Karonte, 2007). Respecto al concierto que ofreció en Ljubljana (Eslovenia), en el marco del festival Druga Godba, cambió la voz del veterano Paul Nabor por las de dos mujeres que forman parte de un nuevo proyecto vinculado a la cultura garífuna denominado Umalali. El resto de la banda caminó con la misma efectividad y con la misma intensidad que en aquella ocasión. Tal vez no era el recinto más adecuado, pero Palacio y su banda no se arrugaron en ningún momento y demostraron todo el arte que llevan dentro. Y después, mucho después, apareció el hombre debajo de su gorro: Shantel. Con él llegó la fiesta grande, pues su set de dj, agitado con algunas intervenciones vocales, mucho cachondeo y una botella de vodka que paseó por las primeras filas, subió varios grados la temperatura del recinto. Cantó Disko Partizani, el tema que da título a su recién editado disco, intentó convecer sin éxito a las chicas para que subieran a bailar al escenario, pinchó temas conocidos que coreamos… Los raperos ya habían desaparecido hacía rato (luego se quejan de que los demás no prestamos atención a su música), pero los “buenos” agradecimos con una larga ovación el tremendo rato que nos hizo pasar.  // Jordi Urpi