Alkistis Protopsalti
Alkistis Protopsalti
”Sto oreótero simío” (En el mejor punto)
Resistencia, 2008
Después de tres años, la diva griega Alkistis Protopsalti vuelve con un nuevo trabajo, ofreciendo un conjunto de doce canciones en donde presta atención a diferentes compositores helénicos y se lanza a la experimentación anglosajona con una versión de En un mundo que no hace nada por nosotros, de Michael Jackson. Hablábamos de esquizofrenia porque uno atiende este álbum con la idea de escuchar algo próximo a la tradición musical griega, y, aunque la hay, el primer aroma rítmico te hace pensar en todo lo contrario. Pero no debe de abandonarse la idea ni la intención porque tras las primeras notas, si se escarba un poco, se busca y se encuentran ciertos colores de interés. La culpa del despiste, si cabe, es de una maraña de sonidos pop y programaciones electrónicas que enmascaran y dificultan su hallazgo.
La primera pieza se inaugura con reminiscencias del sonido más pop y manido del Mike Oldfield de los 90, pero luego se desliza en un continuo de temas de talla épica “popera”, pegadiza y melódica en coordenadas más próximas a grupos como los suecos Abba. A partir de ahí se suceden, siempre cantando al amor y al desamor, según recoge la traducción de los versos al español, temas con ritmos electrónicos, más propios de las pistas de baile. Pero, como hemos dicho, no desfallezca, todavía encontrará cierta sorpresa musical. La voz de Protopsalti embiste cada pieza sin guarniciones ni miramientos y utiliza instrumentos tradicionales como el rebah, el ud, el ney y el bouzouki mostrando su protagonismo con los coros de acompañamiento.
La mayor sorpresa parece en el noveno tema con un reggae a la griega que da paso a la recta final del álbum y que constituye el conjunto más interesante de la propuesta. En el mejor punto y Giros Atravesados se convierten en materia de fusión “electropopfolk” y cierra el disco el tema de Jackson con un acercamiento bastante creíble.
A estas alturas, el trabajo de Alkistis Protopsalti deja en evidencia que la cantante griega tiene muy claro que hace lo que quiere, y que tiene el magnetismo necesario para hacerlo. Aún acercándose en extremo al pop-rock de alto volumen y baile, la intérprete sabe darle el mejor punto de autenticidad y de tradición necesaria y justa para contentar a sus fieles, a los clásicos y a los vanguardistas. A ver que sucede con los curiosos que se atrevan… // Antonio Álvarez