25º Mercat de la Música Viva de Vic

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25º Mercat de la Música Viva de Vic
Vic. 12 al 15 de septiembre de 2013

Este año, con una moderación encomiable, solamente hemos asistido a veinte conciertos en el transcurso del Mercat de la Música Viva de Vic (MMVV), entre el jueves por la noche y el sábado, lo que nos ha permitido hacernos una idea, más o menos aproximada, de lo que está ofreciendo el panorama musical de nuestro entorno, con algunas pinceladas de eventos procedentes del exterior. El MMVV de este año se ha caracterizado por aumentar la presencia de grupos alejados de las músicas populares y las llamadas word, como nos lo comentaba en su momento el propio director Marc Lloret, acercándose más a la música indi, pop (?), rock, y al jazz, con una presencia importante en el festival.

El jueves fue el día de los directores, porque a los anteriores directores del festival se les invitó a presentar una propuesta musical para celebrar el 25 aniversario del MMVV. Una idea muy ingeniosa que dio como resultado, y lo digo por orden de actuación, que Ramón Muntaner presentase un proyecto inédito, como el acto inaugural del festival, formado por Jaume Sisa, Quimi Portet y Joan Miquel Oliver, autores que han escrito muchas canciones, dijo el que es director de l’SGAE de Catalunya desde 1996. Una reunión interesante, donde los artistas presentaban sus temas con el acompañamiento de sus compañeros y que gustó mucho a un público que estaba convencido antes de empezar el concierto.

Mucho más interesante fue la propuesta de Victor Jou, el grupo Mercy Mercy Soul. Un nutrido grupo, con dos coristas, cuatro músicos, y la cantante Laya Martí al frente, que aportaban un sonido soul fresco, mezclado con apuntes de jazz y rhythm and blues. Nos comentaron que iban a tomarse un tiempo de reflexión antes de volver a la carga con su proyecto, renovado y fortalecido. Estamos impacientes a la espera.

La tercera era la de Jordi Turtós que recomendó a Cabo San Roque y su Bestiari. Una propuesta sorprendente, especialmente para aquellos que no los conozcan, donde han dado una vuelta de tuerca más a esa idea de utilizar elementos mecánicos que, en principio, no están relacionados con la música en sí, y adaptarlos a su espectáculo; porque de eso se trata, más que de un concierto stricto sensu, para conseguir a través de ellos, en este caso con la ayuda de monitores y grabaciones, la orquesta de animales de sus sueños. Un trabajo de absoluta precisión que deslumbra al espectador.

Hicimos entonces una escapada a la Jazz Cava para ver a Canvis Vells, con su música contemporánea, sus incursiones en el cabaret, la presencia de la tradición griega en el escenario y la omnipresencia poética en todo su trabajo. Por una cuestión de horarios, una de las pocas ocasiones donde se demoró el comienzo de la actuación, solo los pudimos ver fugazmente, pero la cosa prometía. Apuntar que el lugar de la actuación no era, ni mucho menos, el más idóneo. Esperemos poderlos oír con tranquilidad más adelante.

Los cuartos en presentarse, en este caso de la mano de Manel Montañés fueron Tui Higgins & Xavier Monge jazz Project, con la presencia de Rai Ferrer a contrabajo, Xavier Maureta a la batería y Jeppe Rasmusen al saxo tenor. Estrenaban Equilibrista (Cecilia revisited), que, como indica su nombre, era una adaptación de la música de aquella extinta cantautora al jazz. Unas canciones que sorprendían en algún caso, porque a pesar de haber sido muy conocida, hay mucha música de la cantante casi inédita. Con una voz muy personal Tui Higgins, la cantante americana afincada en Euskadi, se apoyaba en la absoluta solidez de los músicos que la acompañaban, un cuarteto de lujo, para ofrecernos esa mezcla interesantísima que en algún momento podía constreñir el resultado, pero que en otros brillaba absolutamente. Una de las propuestas más interesantes del MMVV, especialmente cuando esté algo más rodada.

The New Catalan Ensmble & Andrea Motis y Joan Chamorro, era la apuesta de Lluís Puig. Todo un acierto. La fuerza del grupo-cobla liderado por Joan Díaz y su piano, con músicos excelentes como David Pastor, cada día más sorprendente, por poner solo un ejemplo, se aliaba con la voz peculiarísima y la trompeta y los saxos de la cantante; y los saxos, donde brilla de forma especial, de Joan Chamorro, para ofrecernos un concierto con alguna incursión en estándares de jazz, pero principalmente formado por temas basados en poemas de reconocidos autores catalanes. Una fusión que prácticamente se estrenaba en el MMVV, donde vimos a una Andrea Motis abarcando géneros distintos a los que nos tiene acostumbrados, con una soltura en el escenario que le ha dado su participación en centenares, (¿nos equivocamos?) de conciertos, y donde la vimos entregada ante poemas que, confesaba, eran de aquellos que le habían emocionado al leerlos. La unión de instrumentos de cobla con los habituales de una big band, dio unos resultados espectaculares en algunos momentos, una base magnífica para que la cantante desarrollara las canciones musicadas por el propio Joan Díaz, con su reconocible estilo. Un lujo ver a esos once músicos en un escenario, en un concierto que, según vayan repitiendo, se irá consolidando como una propuesta imprescindible. Pronto tendremos el disco, en proceso de grabación, para confirmar lo dicho.

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - 25º Mercat de la Música Viva de VicFinalmente era La Troba Kung-Fú la sugerencia de Carles Sala, actuando en una de las carpas exteriores que tuvo que levantar sus lonas laterales para que la gente que se quedó fuera del recinto pudiera, aunque fuera de forma precaria, oír y ver a los músicos. Todo un éxito que, a los que les hemos visto en otras ocasiones, no nos sorprendió en absoluto. El grupo que lidera Joan Garriga, presentaba su último trabajo, Santalegria, de rumbia vallesana, como ellos dicen, y así mezclando sus nuevos temas con algunos de sus éxitos, como la imprescindible Cançó del lladre (Canción del ladrón), una composición popular catalana que ellos transforman en una espectacular rumba, fueron los triunfadores de la noche, en cuanto a asistencia y entusiasmo del público.

El viernes la cosa era diferente, pues si bien la noche anterior los conciertos se iban sucediendo uno tras otro, a partir de ese momento no se sucedían, sino que se superponían, lógicamente teniendo en cuenta la cantidad de espectáculos a incluir en el programa. Así que empezamos nuestro periplo de un lugar a otro, de dejar una propuesta para oír otra, y, a veces, arrepentirnos de haberlo hecho.

Comenzamos con el concierto de Maria Coma, que presentaba su disco Celesta, un proyecto fruto del premio Puig -Porret que ganó el año anterior, y que le permitió, entre otras cosas, la creación de un nuevo instrumento, la celesta Baschet. Rodeada de unos músicos excelentes, como son Fanny Roz, Pau Vallvé, Marc Barrera y Nico Roig, presentaba sus nuevos temas repletos de lirismo, pero con momentos de extraordinaria fuerza, con una gran acogida por parte de los espectadores. Un paso positivo más en una carrera que se consolida día a día.

Del lirismo al electro soul con Zenzile, un septeto procedente de Angers que presentaba su quinceavo disco con las voces de Jamika y Jerome El Kady liderando una formación con una clara vocación musical dub, basada en una línea contundente de bajo sobre una base de teclados, presentado su nuevo disco Electric Soul. Un grupo con gran experiencia que se notaba en su directo.

De allí a la propuesta del festival más centrada en la música word, incluso podríamos decir que algo fuera de lugar, con la extraordinaria Carmen Souza y su disco Kachupada, acompañada por su inseparable Theo Pascal, junto a Elias Kacamanolis y Benjamin Plant. Unos días antes habíamos tenido el placer de entrevistarla en Barcelona, en su actuación en Jamboree, una sala pequeña, y queríamos verla en un gran escenario como era el de La Atlantida. Constatamos que la calidad no entiende de entornos, porque nos volvió a encantar como hiciera en Barcelona, no solo por su voz y su música sino, también, por su extraordinaria presencia escénica. Un placer y un lujo.

Tras ella nueva incursión en el jazz esta vez de la mano del flamenco. Fantástico Llibert Fortuny con sus saxos y sus lops y Diego Amador con una voz afortunadísima y un piano inspirado. Israel Varela y Jesús Garrido completaban el grupo donde la inspiración del saxofonista y la del cantante, incluso con el piano, conformaron un concierto magnífico.

Rozalen, con su voz, las guitarra de Samuel Vidal y de Ismael Guijarro, y la interpretación de los temas en el lenguaje de los signos por parte de Beatriz Romero, es una formación atípica que basa sus conciertos principalmente en las letras de los temas que presenta, sin por ello dejar de lado el aspecto puramente musical. Una cantante que ha triunfado a través de las redes sociales y que con sus textos irónicos muy inspirados, especialmente dedicados a la incompetencia masculina, pero con trazos liricos importantes; con su perfecta compenetración con su compañera que transciende los signos con que traduce las letras y forma verdaderas coreografías; y la complicidad de los músicos que la acompañan, presentaba un concierto lleno de frescura e intención. Sony Music la acogido en su seno. Esperemos que sea para bien.

Volvíamos al jazz de la mano de Giulia Valle que junto a Joan Robles, David Pastor, afortunadamente omnipresente, David Soler, Oriol Roca y Edurne Arizu al acordeón y Rosó Sala a la voz, presentaba Líbera, una incursión en la búsqueda de nuevas sonoridades, pero siempre dentro de un lenguaje propio al que sigue siendo fiel la contrabajista, aunque se acerque a la rumba o a la música tecno. Unos músicos que garantizan la calidad en todos los casos.

Y acabamos el día con Marinha y Los Argonautas, nuevo proyecto de la excantante de Ojos de Brujo, que inicia su carrera en solitario con El baile de las horas, el nuevo disco que presentaba. Los ritmos algo rumberos, algo reggae y la potencia de guitarras bajo y batería, conformaban un todo con propia personalidad, algo alejado de aquel grupo que le dio fama, en una línea más cercana al pop-rock.

El sábado se presentaba también repleto de propuestas y empezamos con una de las que más nos interesaron del MMVV, Man ex Maquina. Un grupo de cinco cantantes que utilizan sus voces y la percusión corporal para crear un universo sonoro que utiliza todas las posibilidades de la edición sonora que las nuevas tecnologías les ofrecen para presentar una proyecto verdaderamente innovador resaltando la absoluta calidad de las voces de Mel Semé, Aysha Mendham, Tal Ben Ari, Mu y Max Moya Wright, encargado este último también de los aspectos tecnológicos. Un repertorio basado tanto en canciones propias como populares de sus respectivas zonas de origen: África, Asia, América y Europa. Una amalgama de sonidos que se basan en una más que perfecta interpretación vocal, tanto a nivel individual como colectivo, cosa que llama la atención en un entorno donde a veces esas cualidades las echamos de menos.

Y de este grupo altamente recomendable nos fuimos a ver otra de las apuestas seguras del MMVV, Juan Perro que con un acompañamiento de verdadero lujo, Joan Vinyals a la guitarra, Gabriel Amargant al saxo y David Pastor, maravillosamente presente en el festival, a la trompeta, presentaba sus temas, algunos de ellos en la línea de su exgrupo, Radio Futura, y otros en una línea personal más alejada de aquella, acercándose incluso a estándares de toda la vida. Con un dominio del escenario apabullante, con una voz inspiradísima, y con unos músicos de primer nivel, su actuación fue de las más bien acogidas por el público que llenaba la sala grande del Auditorio. Un placer poderlo ver de esta manera.

Abandonamos la sala para dirigirnos al encuentro de Refree, el nuevo proyecto de Raül Fernandez, absolutamente ecléctico, con componentes tanto de la psicodelia musical como de los riffs más roqueros. José Domingo fue el siguiente y último cantante que escuchamos, con su propuesta rockera, con pinceladas psicodélicas, una tendencia que viendo estos dos últimos conciertos da la sensación que estamos en vías de ratificar que las músicas siguen procesos cíclicos.

El MMVV es un verdadero escaparate de la música, una plataforma de lanzamiento para el sector, como decía Marc Lloret, su director. Veinticinco años de vida consolidan este festival, en el que lo que nosotros hemos comentado, la actividad de conciertos y espectáculos, es solo una parte de un todo que se complementa con las diferentes actividades para profesionales, que es algo que no se hace tan evidente pero que, en realidad, es lo que da sentido y continuidad al Mercat de la Música Viva de Vic. En los tiempos que corren festivales como este son necesarios para que la música siga entre nosotros. www.mmvv.net | Relacionados Texto y Fotos: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO