Vieux Farka Touré
«Mon pays» Six Degrees Records | Karonte, 2013
El que fuera el poderoso imperio Shongai, bañado por el sinuoso río Níger. La nación de la fabulosa y mitológica Tombuctú. El extenso territorio bañado por desiertos y sábanas, reducto de las etnias mandinga, bambara y tuareg. El espacio donde se alzan esas catedrales naturales que son los acantilados de Bandiagara o las espigadas formaciones rocosas de la Mano de Fátima. Epicentro de la cultura africana por mérito propio. Cuna de literatos como Amadou Hampaté Bâ o Baba Traoré. El escenario de los cineastas Souleymane Cissé o Cheik-Oumar Cissoko. También la patria de músicos importantes de la talla de Toumani Diabaté, Salif Keita, Amadou y Mariam, y como no, el maestro de maestros de las seis cuerdas, el gran Ali Farka Touré. Es precisamente su hijo, Vieux Farka Touré, quién prodiga un rendez-vous, al país sub-sahariano que se vió sacudido por los embates de los radicales islámicos de Al Qaeda en los últimos tiempos. Antes de que la mecha de la insurrección del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad prendiera a principios del año 2012, el primogénito del autor de Talking Toumbuctú se encerraba en un estudio de grabación de Bamako, con el fin de orquestar un trabajo eminentemente acústico. Un compendio de diez canciones en las que se masca la arena del desierto y el sofocante harmatán se cuela por los tímpanos. Es Mon pays una sabrosa colección de temas filtrados por el cedazo del ngoni, la kora, el djembé, la calabaza, y como no, la caracoleante guitarra eléctrica de nuestro protagonista. Los aires tradicionales ya se atisban desde la primera pieza en ciernes, Diack so, un tema popular del folclor de la región ribereña de Mopti, en pleno corazón de Malí. La estela del padre de Vieux queda reflejada en la versión que hace de Safare, una canción 100% Ali Farka Touré. Y como no podía ser menos habla de lo inútil que resulta la guerra en Kele magni. Entra las colaboraciones destacan las del pianista israelí Idan Raichel, en Ay bakoy; las del excelente korista Sidiki Diabaté, padre del archiconocido Toumani Diabaté, y una referencia en la música de Malí, que pone su toque de distinción en las canciones Future, radiante de optimismo, y en la ensoñadora Peace; y las del percusionista Tim Keiper, conocido por sus trabajos junto a los jazzistas Mike Stern, John Zorn o el brasileño Cyro Baptista. Esta vez Vieux Farka Touré se moja ideologicamente y con su música enarbola la bandera del entendimiento. Ahí están sus declaraciones para ratificar su comprometida toma de partido. «Los islamistas del norte no son verdaderos musulmanes. Son grupos militantes que solo están interesados en su propio poder. Son hipócritas». Y ante las bondades de esta radiante y cristalina música no cabe mas que rendirse a la verdad. + Info I Relacionados I Miguel Ángel Sánchez Gárate