Una semana sin televisor

Una semana sin televisor
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(y lo que ahorras en productos que no querrás comprar
pues no sabrás ni que existen)

LA VIDA, DE POR SÍ, ¡NO ES ABURRIDA! No voy a proponer para esta Navidad un viaje exótico para que os colguéis serpientes del cuello a precios desorbitados. ¡No! En los tiempos que corren, el verdadero paraíso desconocido… ¡está dentro de uno mismo! Regálate una semana sin aditivos, sin comecocos, sin pasatiempos y sin entretenimientos. Regálate una semana de tu tiempo para ti, sin que te lo pasen (¿hacia dónde?), sin que te lo rellenen, ni te lo espoleen. Tu tiempo, tuyo, de ti: para hacer el ganso tirado en el sofá, concentrado en el runrún de tu cabeza yéndose por las ramas; para sentarte con tu pareja, con tus amigos, y hablarse; para hacer ganchillo, pintar cuadros emborronados, tocar los bongos o montar un puzzle. Lo que sea, pero sin televisión, sin ventana exterior. Tú solito, contigo mismo o con los demás. No te preocupes: vivir sin televisión no es aburrido. Porque la vida, de por sí, tampoco lo es. // Brigitte Vasallo