Tanya Stephens

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Barcelona, Sala [2]
13 de febrero de 2007

A veces, sólo a veces, Barcelona tiene sorpresas agradables. De aquellos regalos que incluso una vez abiertos siguen sorprendiéndote porque no te los esperabas. Al menos a mí es la sensación que me quedó antes, durante y después de ver el concierto de la jamaicana Tanya Stephens. Porque ella es, junto a Lady Saw, una de las dos grandes damas del dancehall de los últimos diez años –tomando en buena parte ejemplo de su predecesora, la inacabable Lady G–. Su visita a Cataluña suponía una de las sesiones incluidas en la serie “Caprichos de Apolo". ¡Y tan capricho! No sé de qué otra forma podría haber visitado nuestro país la señora Stephens. Curioso resultó además verla en pequeño formato, fuera de grandes conciertos y festivales, en una sala acompañada por unas cuatrocientas personas, además de sus compañeros de escenario (formación básica de batería, bajo y teclados). Vivienne Tanya Stephenson, aka Tanya Stephens, demostró de una manera sencilla y honrada su valía y su eterna e inacabale sonrisa. Además, nos enseñó su gran capacidad vocal y rítmica, así como ese especial timbre que, junto a su soberbia calidad técnica, le hace inimitable. Defendió su reciente Rebelution (Vp Records, 2006), más comercial –como siempre suele suceder con los elepés jamaicanos– que gran parte de sus producciones en formato de siete pulgadas. Quizá le faltó repasar más hits de los que la han hecho llegar, desde años ha, a su posición actual porque su nuevo disco, la verdad, no es lo mejor que ha hecho. Fuera de un medley inicial con el que repasó algunos de sus éxitos de la última década, el resto del concierto (por cierto, apenas una hora más que justita: quizá la nota amarga del show) se basó mucho en Rebelution. Y como el concierto fue corto, las baladitas se hicieron un poco pesadas (tres seguidas es un error, en su caso, remarcable) frente a un único bis que a todos nos supo a muy poco. Lo más positivo: haber visto en casa, y con todo lujo de detalles y transparencias, a una de las cuatro mujeres que mayor han escrito su nombre –y con letras doradas– en los últimos veinte años de la historia músical de nuestra isla preferida. // L’R