Raimundo Amador + Kiko Veneno

yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - Raimundo Amador + Kiko VenenoRaimundo Amador + Kiko Veneno
Barcelona, L’Auditori
8 de junio de 2007

Buen concierto para cerrar la decimoctava edición del Festival de Guitarra de Barcelona, pero con matices. Resulta que la prensa lo anunció como la celebración de los treinta años del mítico disco (Veneno, Cbs, 1977) que Kiko Veneno y los hermanos Rafael y Raimundo Amador compusieron en unos tiempos de éxtasis creativo. Sin embargo, en el programa del festival se anunciaba como dos conciertos individuales, dejando abierta la puerta a posibles complicidades. Y eso fue lo que ocurrió, ni mucho menos la recreación completa de aquel lisérgico disco. Raimundo Amador se encargó de abrir por bulerías el concierto, con guitarra española y en formato acústico, para poco después tomar la eléctrica y hacer un repaso a su ya extensa discografía. Ay qué gustito pá mis orejas, Candela, Lunático, Blues de la frontera o Pata Palo sonaron esa noche, todas en clave rockera y, claro, guitarrera. Raimundo estuvo radiante, acompañado de una gran banda (con hijos y sobrinos incluídos). Y lo cierto es que como hacía tiempo que no se acercaba por Barcelona, su concierto supo más que bien. A continuación, Kiko Veneno con banda en versión reducida: sólo cinco músicos en escena, con su inseparable Raúl Rodríguez, pero sin Charlie Cepeda. Sin embargo, estuvieron más que brillantes e incluso vimos a un Kiko muy animado y lucido con sus comentarios. El sí visitó el susodicho disco con el tema Los delincuentes. Pero no hubo ninguna alusión más. Echo de menos, Dime A, Estaba lloviendo, Bilonguis, La casa cuartel… Sus canciones forman ya parte del subconsciente (o consciente) colectivo y el público las coreaba con él. Todo un placer. Llegada la hora de los encuentros, invitó a Raimundo y juntos entonaron Lobo López, Los mánagers, Más al sur (en acústico), Canción antinacionalista zamorana (otra visita al disco venerado) y un final de fiesta eléctrico con Bolleré y el clásico Volando voy. Conclusión: un conciertazo si lo miras con los ojos de un apasionado de la música que se encuentra con dos grandes artistas, una desilusión si pensabas que iban a dedicarse a repasar la historia. Y es que si se quieren hacer bien las cosas, para homenajear como se debe a ese disco debería estar también Rafael Amador. Aunque eso es algo bastante complicado. // Miguel Amorós