LA DICTADURA RUMBERA
“En plena década sesentera se grababa mucho mejor que ahora”. Así de clarito nos lo contó Txarly Brown, el artífice de este compilado, el pasado día 13 de junio durante la presentación de Achilifunk, Gipsy Soul, 1969-1979 (Lovemonk).
“Las producciones eran mejores, había más medios y más dinero que hoy, a pesar de la gran era digital”, añadió. Con una labia envidiable, de ésas de las que sólo pueden presumir los que hablan con conocimiento de causa, este diseñador, melómano, dj y coleccionista compulsivo no dudó en reconocer que su debilidad por la rumba es algo reciente y que cuando ésta explotaba, él andaba mirando hacia otros lados. Algo difícil de creer después de escucharle, leerle (el disco está acompañado por un soberbio cuadernillo de arqueología musical) y disfrutar la acertada selección de los temas de este Achilifunk que llega como todo un revulsivo en medio de la fiebre rumbera que está viviendo Barcelona.
Aunque el compacto abraza la rumba que, en general, sonaba en la España de los años setenta, la capital catalana está latente como el gran escenario que en aquella época fue de una rumba explosiva hecha por los gitanos catalanes de la Calle de la Cera, en el ahora fashion y políglota barrio de El Raval. El brillante título de Achilifunk se debe a Borja, del sello Lovemonk, que junto a varios componentes del grupo Fundación Tony Manero, ha apoyado activamente el lúcido proyecto de Brown.
La cosa se abre con una impagable versión que la banda de boogaloo Los Fulanos hace de El ratón de Cheo Feliciano, tal y como en su día hizo Peret con el nombre de El gato y que aquí también ha querido sumarse con su voz. Después viene el coreadísimo Paco, Paco, Paco de Encarnita Polo, un tema de puro flamenco-pop de una actualidad aplastante. El resto del disco incluye grandes éxitos y otras delicias por descubrir de artistas más o menos consagrados en su momento, entre los que cabe destacar la psicodelia de Smash, el irrepetible dúo Los Amaya, el pianista rumbero Chacho o los obligados Rumba Tres y Gato Pérez, entre otros (ausencia inadmisible es la de El Pescaílla: ¿será porque un monarca y un republicano no pueden compartir trono?). El disco se cierra con Achili Funk, versión del recordado Achilipú (popularizado aquí por Dolores Vargas, ‘La Terremoto’, y al otro lado del Atlántico por El Gran Combo de Puerto Rico) a la que ha dado forma Miguelito Superstar (Fundación Tony Manero) con la ayuda del pianista Paco Mantecao y su Combo de Rumba Moderna.
Hay que apuntar que, al tiempo que disfrutamos de este lanzamiento, los barceloneses estamos gozando de las sabrosas sesiones del Rumba Club en la sala KGB, sesiones que cada jueves nos invitan a tremendos revivals de rumba brava programada y pinchada por el propio Txarly Brown. Achilifunk es el reflejo del espíritu de esas noches: un reencuentro con aquellos ritmos que para muchos fueron lolailos sin prestar demasiada atención a esos golpes de funk y soul que los hicieron únicos. En aquel entonces, coincidiendo con la transición democrática, era más cool moverse al son del pop y el rock anglosajón, dando la espalda a nuestra cosecha musical. Como bien apuntó en la presentación Enrique Romero, musicólogo y periodista, “ése fue uno de los altos precios que pagamos en el proceso democrático”. Por suerte, antes que un dj inglés morboso y ávido de nuevas sensaciones se fijara en toda esa prolífica producción que se generó durante la última época de la dictadura franquista, desde nuestra casa alguien con buen criterio (¡todavía queda alguno!) ha hecho posible esta joya propia de un museo discográfico o de un buen book lleno de groove y sabor. // María José López Vilalta, ‘La Morocha’