La Cuadra de Sevilla
La Cuadra de Sevilla
"Flamenco para Traviata"
Teatro Poliorama Barcelona
14 de enero del 2010
La primera gran noticia es que esta compañía de teatro vuelva a nuestra ciudad, después de los problemas de hace un par de años (la muerte de un toro en directo estaba prohibido por el gobierno de la Generalitat). Creo que es un error juzgar a Salvador Távora por estas noticias, es y ha sido uno de los directores emblemáticos del teatro hecho en España y cualquier aficionado recordará con emoción aquellos montajes de los 70, Quejio, Los palos, que triunfaban en Francia y que en Barcelona tenía un público fiel, en el 82 Nanas de Espinas sobre el lorquiano Bodas de sangre, en el 85 Piel de Toro, recuerdo su puesta en escena en el Mercat de les Flors, en aquellos tiempos en que La Fura dels Baus parecía lo más innovador del teatro español ( y lo era) muchos espectadores reconocíamos en Tàvora el genio impulsor del teatro con raíces (flamencas). Bien estamos ya en 2010, Távora propone Flamenco para Traviata, a partir de la opera de Verdi La Traviata (La extraviada) el dramaturgo sevillano hace un paralelismo con el mundo del flamenco y más directamente con un palo concreto Los Fandangos. Cualquiera que tenga interés por el flamenco debería acercarse al Poliorama y comprobar como se puede fusionar dos músicas en principio tan separadas como la opera y el flamenco. Como estamos en un medio musical vamos con los acordes. En directo, dos guitarras y un percusionista, Javier Prieto, hay que aprenderse este nombre, durante la hora y media que duró el espectáculo este hombre marcó con su cajón (tocado de forma singular con una pierna entre los dos brazos) todo el pulso del espectáculo. Al cante dos grandes voces Ana Real, y el cantabro afincado en Sevilla Javier Allende, a los dos habrá que seguirles la pista, conocen bien los cantes y saben darles sentido en una obra de teatro, que es muy diferente a un concierto. Y los bailaores, los protagonistas de La Traviata Violeta y Alfredo transmiten con su baile todos los sentimientos que afloran en la obra, María Távora, nieta del maestro baila con todo su cuerpo y además su rostro te hace creer todavía más el papel, conoce los fandangos y tiene un cuerpo precioso que ayuda a identificar la sensualidad del personaje. El Mistela huye del prototipo del bailaor actual, (que parece que la imagen vende más que el baile) no es tan expresivo como María , pero señores, los pies de este bailaor conocen el fandango como si hubiesen nacido solo para eso, que maravilla, como rasca, apunta, recita, taconea. Si tengo que quedarme solo con dos trocitos del espectáculo quiero retener a los dos hombres que le llevan el pulso a la obra (hablo de ritmo) los pies de El Mistela y las manos de Javier Prieto en el cajón. Si no estuviésemos en un medio musical os explicaría todos los detalles "surrealistas" a que nos tiene acostumbrados Távora, los fresadores con sus surtidores de fuego, un caballo jerezano en el escenario siguiendo el ritmo flamenco como si fuese un bailaor (impresionante), la muerte de Violeta representada en una especie de paso andaluz, sobrecogedor, etc. Teatro, señores y señoras, teatro, pero como lo nuestro es la música, acercaros al Poliorama y comprobad que además de los conciertos el flamenco también tiene otros espacios para florecer, con gente como Távora que lo defienda, tiene vida para mucho tiempo. www.teatrolacuadra.com // Candido Querol