Festival Med
Festival Med
Loulé ,Portugal. Del 25 al 28 de junio
Apoteósico. Si una palabra puede definir a la perfección lo que ha sido la 11ª edición del Festival Med es esa: apoteósico.
Viendo el elenco de artistas que este año iban a desfilar por el Festival Med todo hacía presagiar que nos encontraríamos ante una cita que nos iba enloquecer, tanto por la variedad como por la calidad musical y, además, por el hecho de que el que escribe esta crónica solo había visto anteriormente en concierto a dos de los grupos que pasarían por los escenarios de este pequeño gran festival, los colombianos Bomba Estéreo y los españoles Rare Folk, con lo cual teníamos ante nosotros una magnífica oportunidad de descubrir en directo una amplia diversidad de grupos y músicas. Y a buen seguro que no nos equivocamos, porque ha sido un evento absolutamente maravilloso.
Tras alojarnos en un hostal ubicado precisamente dentro del recinto donde se celebra el Med, lo que nos facilitó el poder trabajar más cómodamente, echamos un vistazo a los distintos escenarios y recorrimos las preciosas callejuelas del centro histórico de Loulé, lugar plagado de olores de los puestos de artesanía y muchos restaurantes que allí hay y que invitan a pararse a degustar las exquisiteces de la gastronomía portuguesa. Tras un merecido refrigerio antes de la batalla, nos dispusimos a vivir la primera jornada, que comenzó con los malienses de Debademba y su mezcla de jazz, blues, funk, salsa y rock de la mano de su cantante Mohamed Diaby y del virtuoso guitarrista Abdoulaye Traoré, originario de Burkina Faso. Una interesante propuesta con la que empezar el jueves. Seguidamente les tocó el turno a los portugueses Primitive Reason que celebraban sus 20 años de carrera y que consiguieron encender al público con sus éxitos y con el hecho, claro está, de que jugaban en casa. Y eso siempre ayuda. Sin poder terminar de ver su actuación nos dirigimos al escenario donde comenzaban Winston McAnuff & Fixi, el grupo que más nos interesaba de esa noche puesto que nos llamaba mucho la atención esa conjunción de reggae con acordeón y beatbox. Y es que esa mezcla es extraña y peculiar pero efectiva puesto que sorprendió al público allí presente. A nosotros desde luego nos cautivó. Winston sigue en plena forma y destila reggae por los cuatro costados, mientras que el francés Fixi toca como si fuera el Jimi Hendrix del acordeón. Brutal. Y si a esto le añadimos las bases vocales de un beatbox que además tocaba un par de teclados, junto con Fixi, pues tenemos el concierto perfecto. Lo mejor de la noche, sin lugar a dudas. Y para terminar, al escenario principal llegaban Bomba Estéreo con su descarga de rave psicodélica, como alguien acertadamente lo llamó, haciendo alusión a una de las canciones de los colombianos que se llama ‘cumbia psicodélica’. Para aquella persona que no ha visto a esta banda con anterioridad la sensación es de absoluta sorpresa, puesto que lo que consiguen sobre el escenario es abrumador, como si estuviéramos en una auténtica rave, pero con sonidos electrónicos entremezclados con cumbia o champeta. Para el que lo ha visto en alguna otra ocasión y ya sabe a lo que juegan, pues no sorprende, aunque entretiene. Y para finalizar la noche el dj El Gadzé puso los ritmos balcánicos, árabes, indios y demás conjugados con la electrónica para terminar de destrozar las pocas energías que nos quedaban. Ya solo faltaba reponer fuerzas para la segunda jornada que estaba por llegar.
El viernes se presentaba prometedor, sobre todo por la actuación de Bombino, nuestro artista fetiche del festival. El día lo empezamos con algunos retazos del concierto del marroquí Nour Eddine, al que vimos desde lejos y que no pudimos apreciar en todo su esplendor ya que se pisaba con la actuación del mencionado artista de Níger, Bombino, quien nos deleitó con una clase magistral de cómo suenan las guitarras del desierto. A pesar de que su concierto comenzó con casi veinte minutos de retraso, algo absolutamente inusual en este festival, pues son bastante puntuales, empezó su espectáculo tocando sentado junto a su banda, para luego ponerse en pie y mostrar porqué está siendo uno de los artistas destacados y más aclamados de la escena world music del momento. Tras esta descarga de riffs de guitarras tuaregs nos trasladamos por las angostas calles repletas de puestos y de un ambiente festivo amenizado por una charanga para ver a Mercedes Peón, cuyo directo fue simplemente maravilloso. Singular pero maravilloso. La gallega desplegó sobre el escenario toda una artillería de música ancestral y de raíz de su Galicia natal con altas dosis de electrónica que nos sorprendió a propios y extraños. La verdad es que fue una auténtica gozada. Gaita, pandeiros, teclados, guitarra y batería para una actuación sorprendente. Y sin tiempo para relajarnos llegó el alemán Jahcoustix, pero andábamos ya exhaustos y lo vimos en la distancia mientras recuperábamos fuerzas para terminar la noche con Batida Balkanica, ese otro proyecto del dj El Gadzé, que conjuga la música con la performance, y en el que dos bailarinas hacen algunas coreografías al compás de las melodías que salen de los platos del dj portugués.
Y nos quedaba por último la jornada del sábado, que terminó poniendo el broche de oro a esta apoteósica edición del Med. Los primeros que disfrutamos fueron los españoles Rare Folk, que era la primera vez que se presentaban en este festival con esta formación pero cuyos miembros ya habían estado anteriormente con otros proyectos paralelos. Los sevillanos dieron muestras de su gran hacer en el escenario y pusieron a bailar al auditorio presente, regalándoles incluso algún tema nuevo tocado solo antes en un par de directos. Pero el delirio y el frenesí final estaban aún por llegar. Jupiter & Okwess International mostraron desde el primer momento cual iba a ser la actitud y disposición durante su actuación. Comenzó la actuación el batería con un solo impresionante que enfervorizó al público. Y todo lo que ocurrió después fue pura energía, con un Jupiter de casi dos metros de alto que no paraba de cantar, de tocar las percusiones y de moverse al ritmo endiablado que marcaba la banda, la impresionante Okwess International. Y el punto definitivo para cautivarnos en esta undécima edición del Festival Med fueron los japonese Turtle Island, con su mezcla de rock con guitarras distorsionadas, músicas procedentes de varias partes del mundo, percusiones patrias con los taikos (esos tambores japoneses de enormes dimensiones), saxo, flauta travesera e incluso hasta un barril de cerveza. Y todo ello para una absoluta orgía musical llegando incluso a acercarse a veces al más puro hardcore punk. Un final de fiesta apoteósico, como todo el festival. + Info | Relacionados | Alejandro López García – La Vuelta al Mundo en 80 Músicas