Concha Buika | Porta Ferrada
Concha Buika | Porta Ferrada
Sant Feliu de Guixols, 13 de julio de 2012
A veces ha valido la pena asistir a un concierto por un momento del mismo. Una canción; un fragmento, incluso, de un tema; una presencia; un invitado a escena; muchas son las cosas que te pueden dejar esa sensación de haber estado en el lugar justo, en el momento justo.
En la segunda tanda de bises, Concha Buika se plantó sola en medio del escenario, y tras una breve conversación con el público, del que salió un “¡cántate algo!”, y un comentario de la artista sobre un perro que no dejaba de ladrar, entonó un tema en la lengua de sus padres al que siguió, sin solución de continuidad, el momento mágico de la noche, ese que justificó toda la velada. Concha Buika interpretó, a capela, unos Ojos verdes antológicos. Era como un resumen de toda su actuación, mezclando influencias de flamenco, de jazz, de soul, de lo que hiciera falta, para llevar a buen puerto su versión de la famosa copla. Más de cinco minutos con el publico en religioso silencio (hasta el perro estuvo callado), disfrutando de la cantante, para explotar al final en una cerrada ovación.
Pero aún sin este colofón, su actuación habría sido magnífica. Una Concha Buika alegre, feliz, según ella misma dijo desde el escenario, acompañada por tres músicos fantásticos, Toni Cuenca al bajo, Ramón Porrina al cajón y un excelso Iván Melón Lewis al piano, con un toque cubano más cercano a los míticos Bebo Valdés o Rubén González que a otros músicos de esa tierra que acostumbran a emborracharse de notas.
Sueño con ella y Mi niña Lola fueron los dos temas con los que dio comienzo el concierto. El tercero, uno de los mejor acogido por el público, fue su conocida canción Jodida pero contenta, que dedicó a todas las mujeres del público que se encontraran en esta situación, que, a juzgar por los aplausos, las había; de la que hizo una versión fantástica, absolutamente distinta de las varias grabaciones que de la misma tiene. Porque una cosa que se ha de agradecer a Concha Buika es que ella graba de una forma y actúa de otra. Malo para aquellos que buscan el mismo sonido, la misma interpretación en el escenario que en el disco; pero fantástico para los que valoramos el directo como algo espontáneo e irrepetible, cosa que ella improvisando constantemente, igual que sus músicos, incluso saltándose el orden y las canciones mismas que está previsto que vayan desgranando en el escenario, lleva a cotas impensables para ese tipo de recital. Cuando un artista no te deja con ganas de verlo al día siguiente es porque no te ha gustado o porque, aunque te haya gustado mucho, ya sabes que va a hacer. Con Concha Buika, si no vuelves es porque no te gusta. Y justamente Volverás era el tema que cantó a continuación…
“Detrás de cada ruptura hay un día en que la cosa empieza a molar, ¡y estoy en esos días, hombre!” decía antes de interpretar El último trago, dando sorbos a una bebida que, aclaraba, “se me va llevando los recuerdos”. Sola, con el piano de Ivan Melon Lewis, cantó el tema desde las entrañas, con momentos desgarrados, otros dulces, viviendo cada una de las palabras que pronunciaba. Una de las mayores ovaciones de la noche, en esta versión del tema que grabó junto a un Chucho Valdés más sinfónico que el pianista que la acompañaba hoy, y que ha incluido, como los anteriores, en su último disco, En mi piel, una especie de recopilatorio con algunos temas inéditos.
Después fueron llegando Ara, “Ara que he descobert que ets un covard, ara que es teu olor és una mentida…” [Ahora que he descubierto que eres un cobarde, ahora que tu olor es una mentira] una canción en catalán, también con evidente dedicatoria; No habrá nadie en el mundo; Misery, un tema que estrenó en Madrid hace menos de un año y que como Ara no tiene grabado; Cuando tu te hayas ido, donde mezclaba su canto más desgarrado, alternando con pasajes cantados con una fingida desidia, y con un pequeño scat imitando a una trompeta; Mentirosa, de su álbum Niña de fuego, jugando esta vez con su voz, a partir de la frase del principio de la canción “Duele el amor”, “aunque yo me siento de puta madre” dijo, con sonidos guturales que desembocaron en un animado final del concierto, después de algo más de una hora. Posteriormente llegarían los bises con Se me hizo fácil de la banda sonora original de la película de Pedro Almodóvar, La piel que habito, aunque en una versión muy distinta de la que suena en el film; y ya finalmente, volvió a escena para ofrecer la segunda tanda de bises que hemos comentado al principio.
Concha Buika es una cantante que domina absolutamente su voz, de un timbre inconfundible, y que debido a su inquietud musical, se mueve perfectamente entre diferentes géneros. Precoz imitadora de Tina Turner, en su estancia en Las Vegas; cantante en grabaciones de chill out y de música electrónica; influenciada desde niña por el flamenco, la copla y el jazz; intérprete ella misma de copla; compositora de temas con letras descriptivas y personales… Todo ello forma un bagaje que se nota en todo momento cuando canta. Pero además hemos de decir que lo mejor de ella, lo que la hace absolutamente imprescindible, está fuera del escenario, porque, aunque parezca imposible, en este caso, la persona llega a superar a la artista. + Info | Federico Francesch | DESAFINADO RADIO