Capullo de Jerez
Capullo de Jerez
Barcelona, Luz de Gas
12 de diciembre de 2006
Capullo de Jerez tiene un público hecho en Barcelona que llenó la sala Luz de Gas para verle cantar. Yo me planté allí también y del brazo del maestro Enrique Folch, que utilicé como guía por las arenas movedizas del flamenco. El cantaor apareció con el acompañamiento escueto de guitarra y cajón. Y no le hizo falta mucho más: el público estaba volcado de antemano. Él se dejó querer, ofreciendo lo que tiene de singular: su cante salvaje, su gesticulación desmedida, sus ojos fuera de las órbitas, sus manos agarrotadas y todo él retorcido sobre una voz que le sale de las entrañas. Imposible quedar indiferente ante tal despliegue de fuerza y difícil no sorprenderse ante las letras que inventa y que hablan de nosotros sin metáfora flamenca alguna, de Crónicas Marcianas a Ronaldinho. Tal cual. El repertorio fue poco variado: se inició con una soleá por bulería, siguió por unos fandangos naturales y unos tangos, hasta llegar a una canción por bulería en la que encadenó, entre otras, Dicen de mí, famosa por Camarón. Se despidió antes del descanso con un martinete a palo seco. Y al regreso remató el concierto con tangos y bulerías, de pie y ya sin micrófono. Todo esto me lo dijo, por supuesto, el maestro Folch, mientras comentábamos, ya delante de un pincho de tortilla, que se nos había quedado corta la hora escueta de concierto. // Brigitte Vasallo