Antonio Escarpa

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Antonio Escarpa
“Ventanas”, Rock CD Records, 2015

Las ventanas con visillos a las que se asoma Antonio Escarpa Besga son amplias y contemplan horizontes diáfanos y la mar de polifacéticos. Arquitecto, profesor de dibujo, alpinista, esquiador, autor de varias guías de bicicleta de montaña, entre otros menesteres, detenta una faceta musical que le viene de familia. En esta ocasión deja a un lado sus devaneos corales y su pasión por el saxo, para mostrar su faceta como cantautor. En Ventanas se rodea de un buen plantel de músicos, que dan el contrapunto armónico y melódico, a canciones afables que escarban en los misterios de la vida, el amor y las relaciones interpersonales. Así mientras Antonio, que también esgrime la guitarra en sus conciertos en solitario en formato más íntimo, sólo se ocupa en esta ocasión de las voces y el soplado de la armónica en Mil años, le escudan Irene Pellegero, a la segunda voz; José Antonio Querol, a la batería y teclados; José Luis Arrazola, a las guitarras eléctrica, acústica y española; Javier Ansó, al bajo eléctrico; y Maite Chavarría, a la flauta travesera. El álbum abre fuego con un canto a la inocencia y al espíritu cándido de Peter Pan, que es Ella (La niña de Mali), tema inspirado en uno de los viajes realizados al continente africano. Es una canción plácida con aires de balada y que inquiere al oyente con una reflexión trascendental: “Me pregunto si quizás no sería mejor sonreir antes de hacerse mayor”. El tono de Armanda recuerda al del mejor Silvio Rodríguez , y da pie a un tema de amor memorable y pleno de dulzura poética (“Boca cerrada, lo cuenta todo con su mirada…Manos vacías, te deja lleno cuando te abraza”), también con referencias a sus incursiones por África. Cerca de ti arranca con ímpetu roquero y teje un tema pop que es toda una declaración de intenciones, en una onda que entonaría bien con el cancionero de Los Secretos o Nacha Pop. Aquí las guitarras de José Luis Arrazola dan muestras de su buen hacer en los arreglos y solos. Aquella muchacha sin más cruza al otro lado del Atlántico hasta la tierra de la samba y el fútbol; aquí Escarpa tira de aires inequívocos de bossa-nova, y empapa con una saudade que invoca a los terribles designios del desamor (“Ando revolviendo por los rincones como un trotamundos sin destino, buscando alguna pista para encontrar a aquella muchacha que vino a buscarme…”). Noches en vela se arma de bríos y con su punch exhibe el desvelo de un sonámbulo al que se le atraviesan las flechas de Cupido (“Será mejor dejarlo estar, basar nuestra amistada en otras cosas que no nos hieran más”). Mil años baja las revoluciones y se viste de ropaje country con un aura bucólica, muy en concomitancia con el de las canciones más íntimas de los hermanos Urquijo. Lo que se fue, con letra de Nacho García, arranca con un solo roquero de guitarra, para dar paso a un tema introspectivo con versos que retrotraen al Joaquín Sabina más exultante (“Antes de sentir piedad de la que tiene importancia, ponte ahora mismo a buscar la razón de la ignorancia”). La letra de Monotonía es una certera pieza de poesía que podría estar firmada por el mismísimo Luis Eduardo Aute, pero elucubrada por la lucidez que le proporcionan las musas pirenaicas al músico de Biescas (“Mientras gigantes me aplastan y vencen tu imagen bien y se desvanece”). Como dos naúfragos incide en la temática amorosa, bien presente en el disco. Y Ventanas tiene ese aire de canción ligera a lo Cecilia en su recta inicial, aunque enciende la mecha de la energía en un estribillo saltimbanqui y saltarín (“Ventanas con visillos que permiten fisgar lo que uno no es capaz de imaginar”). Grabado de forma casera en el aula-estudio de la Asociación Cultural Orós Amigos del Jazz en Orós Alto (Biescas), Ventanas aglutina paisajes, emociones, vivencias, sabores y sinsabores de este bardo renacentista que fagocita acordes, partituras y versos entre atriles, viajes y montañas. + info I Relacionados I Miguel Ángel Sánchez Gárate