Ana Moura

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Ana Moura

Apolo,Barcelona. 20 de febrero de 2013

Con una sala prácticamente llena y ante un público entregado desde el principio, Ana Moura presentaba su nuevo trabajo, Desfado, el quinto disco de su carrera, aunque uno de ellos corresponde a una grabación en directo desde el Coliseu dos Recreios de Lisboa. En este último trabajo, Ana Moura intenta, como otros muchos de los fadistas jóvenes, transcender esa música y mezclarla con otros aires. Y es en esa faceta basada en el fado, tanto clásico como puesto al día, donde la artista brilla. No entiendo ese afán de los medios de relacionarla con los Rolling Stones, con Prince, con Tim Ries, como si este fuera su máximo mérito; cuando, al menos, hasta ahora, se puede considerar su relación con la música anglósajona como una anécdota o un simple interés por abrirse a otros mercados.

Ana Moura actuó rodeada de cinco jóvenes, muy jóvenes, músicos, magníficos intérpretes: Ângelo Freire con la guitarra portuguesa, la viola de fado de Pedro Soares, así como las percusiones de Mário Costa, la guitarra baja de André Moreira y João Gomes a los teclados; virtuosos todos ello, especialmente los tres primeros, como demostraron en un tema instrumental, un guitarreo que logró el entusiasmo del público.

Eligió Havemos de acordar, para abrir el recital, un tema donde canta, de forma profética: “Eu hei-de inventar um fado, um fado novo”. Tras la preciosa Amor afoito, explicó que iba a cantar fado tradicional y, esencialmente, música de su nuevo disco, que: “Es un poquito diferente porque no es solamente fado tradicional, sino que también tiene sonoridades de las músicas tradicionales del norte de Portugal y de jazz”, dijo, con lo cual definió la intención de su último trabajo. Y así siguió con A Minha Estrela; el fado primavera, A fadista, una de las canciones más bonitas del disco, si no la más, donde nos habla de aquella fadista confundida con una mujer de mala vida… Luego, Caso Arrumado, esta vez de su primer álbum, Leva-me Aos Fados; Porque Teimas Nesta Dor,  del disco,  Guarda-me a Vida Na Mão ; Despiu a Saudade y Até Ao Verão, nuevamente de Desfado; y del trabajo Para Alem da Saudade, Os Búzios, uno de sus temas más conocidos y donde hizo intervenir al público como coro; acabando esta, digamos, primera parte con la citada guitarrada, con sus músicos solos en el escenario.

Volvió Ana Moura con A case of you una canción de Joni Mitchell, Thank you, Como nunca mais y Fado Alado, todas ellas del nuevo disco. Explicó después que, en el norte de Portugal, Bailinho à Portuguesa, del disco Aconteceu, se bailaba y coreaba con palmas. Lo bailó ella y dieron palmas los espectadores. Y llegó al final con Desfado, la canción que da título a su disco. El primer bis correspondió a uno de los dos únicos fados clásicos de su actuación, Loucura, también conocido como Sou fadista, del repertorio de la desaparecida Berta Cardoso, que triunfaba ya en los años 30, y que yo diría que han versionado la mayoría de jóvenes, y no tan jóvenes, cantantes de fado. Interpretado con el trio clásico de guitarras, sin piano ni percusión, fue uno de los momentos mejores de la noche, ratificado por las ovaciones del público. Acabó con el Fadinho serrano que hizo popular Amalia Rodrigues, aunque cambiando el “boa noite” de la letra por un “bona nit, Barcelona”, en homenaje a la ciudad, que además hizo cantar al público. Un público que salió muy satisfecho del espectáculo que había presenciado.

Ana Moura demostró su calidad como cantante durante toda su actuación gracias a su preciosa voz, que brilló especialmente en los volúmenes menos estridentes, y a su forma de vivir las canciones, reforzado todo ello por su potente presencia en el escenario, lo que la lleva a estar dentro del grupo de jóvenes cantantes de fado más interesantes de Portugal. Nos enseñó su nuevo trabajo, con una visión diferente del fado, pero sin perder las raíces. Es posible que Ana Moura esté en un momento de tránsito entre un fado interpretado y entendido de una forma moderna, pero muy cercana a la tradicional, como lo que ha hecho hasta ahora; y una línea, más arriesgada, en la que se ven influencias no solo jazzísticas y del norte de Portugal, como ella dijo, sino del mundo lusófono, como se muestran en su tema Desfado, único que sigue claramente este posible nuevo rumbo, que puede ser un despegue a territorios hacia los que otros fadistas portugueses están navegando. El tiempo lo dirá. + Info | Relacionados | Texto y foto: Federico Francesch | DESAFINADO RADIO | Escucha el programa